EN MEMORIA DE FLORENCI CLAVÉ
Septiembre de 1998
· Ocurre una vez más que muere un autor español
conocido internacionalmente, con una gran obra editada, con premios,
homenajes y exposiciones, y en este su propio país tenemos que
empezar contando que existió para poder hablar de él.
Es el caso ahora de Florencio Clavé, muerto en Madrid el pasado
27 de agosto, a los 62 años, tras una tan breve como traicionera
enfermedad.
Florencio Clavé, dibujante de historieta, pertenece a ese escaso
y selecto grupo de profesionales de este medio que en los años
cincuenta iniciaron lo que puede calificarse como activismo cultural,
social y político. Eran Víctor Mora, Armonía
Rodríguez, Florencio y otros pocos. Muy pocos. Gente que hacía
teatro en fábricas y plazas mayores, organizaba excursiones
para llevar a los dibujantes a visitar las cuevas de Altamira y maquinaba
a fondo contra el franquismo. Constituían la luz, la avanzadilla
intelectual y cultural de la profesión.
Una de sus historias más representativas, "El sabi de
Vallvidriera", fue la primera que se publicó en catalán
cuando este hecho constituía poco menos que una herejía.
Florencio, activo militante de la izquierda, se exilió a Francia
y en París vivió y trabajó durante muchos años.
Y como las cosas son como son, para Francia siguió trabajando
hasta su muerte con alguna breve incursión en los quioscos
españoles. Álbumes editados por De la Torre como "Historias
de la III Guerra Mundial". En los últimos meses publicó
con gran éxito en el suplemento de "Interviu" "A
las barricadas".
Por el contrario, en Francia había colaborado en el mítico
"Pilote" de Goscinny junto con Mezieres, Moebius, Godard,
Uderzo y todos los grandes de la época. Él hacía
la serie "Remi Herphelin", una historia de submarinos que
durante mucho tiempo fue una de las fijas de la revista. Más
tarde, ya desde España, siguió dibujando historias escritas
por los guionistas más prestigiosos de Francia, y asistía
a menudo, como autor reconocido que era, a festivales y certámenes
en el país vecino.
Pero para mí, antes que nada, Florencio Clavé fue un gran
amigo con el que pasé incontables horas charlando de lo divino,
de lo humano y de lo profesional. Un amigo querido. Un amigo al que
no olvido.
Carlos Giménez