Historia de 56 páginas de género fantástico.
Realizada en 1975, está inspirada en un pasaje de la novela de Brian Aldiss "En el lento morir de la tierra"

Primera publicación: 1977. Album de Ediciones amaika
Reeditado por Glenat. Ejemplares disponibles en: www.edicionesglenat.es

"HOM" O LA CUESTIÓN DEL NÚMERO Y LA FUERZA
Por Manuel G. Quintana

Esta obra de Giménez, que ahora conoce su segunda edición en España, es, sin lugar a dudas, la obra maestra de su autor.
Obra un poco maldita en cuanto a que en el año en que fue realizada era totalmente impensable publicarla en España; obra maldita por cuanto varios editores europeos se negaron a publicarla debido a que «el héroe es demasiado feo» o «su falta de comercialidad», a que no obedecía a los clichés habituales de la historieta.
En el momento de hacer «HOM», Giménez se entrega a ella totalmente. Si no fuera por su contenido cabría decir que la hace para sí mismo, para su exclusivo deleite. Pero esto no es cierto, la misma historia que Giménez nos cuenta aquí se encarga de desmentirlo.
El caso de «HOM» es bastante significativo. Es el caso de un dibujante en plena libertad para crear, para hacer, para decir, para exponer cuanto se le antoja y le preocupa. Es el caso de un dibujante frente a sí mismo, una vez liberado de todos los condicionamientos comerciales que cualquier editor exige a «sus autores». Ni siquiera con «Paracuellos» o «Barrio» había sido totalmente libre Carlos Giménez para realizarlas. Las presiones de las editoriales para que hiciera otro tipo de cosas o para que las hiciera de otra forma eran constantes. Con «HOM» se encuentra con libertad absoluta. Luego vendría el problema de publicarla y eso es una pequeña odisea de Giménez que aquí vamos a pasar por alto.
Tomando como base la novela de Brian Al-diss «En el lento morir de la Tierra», Giménez nos lleva de la mano a un mundo lejano y desconocido que no es otra cosa que una extrapolación del nuestro, de nuestra época, de la historia de siempre... la supervivencia de los pequeños frente al poderío de los grandes.
«HOM», más que nada, es una llamada a la unidad de los hombres, a la solidaridad de éstos, a la necesidad de actuar juntos frente a unos condicionamientos políticos y sociales que afectan a la gran mayoría. Es a esta mayoría, a estos seres cuyas fuerzas se encuentran dispersadas, a los que Giménez llama a la unidad como única solución. La cuestión de fuerza se transforma así en cuestión de números.
Hom es un fugitivo de sus propias circunstancias como hombre pequeño, solo insignificante, que por no ser objeto de las manipulaciones que sufre su propio pueblo opta por retirarse, exilar-se, de la vida comunal en el seno de su tribu. La experiencia le enseñará que su intento es inútil, que una y otra vez. a lo largo de su extenso recorrido, topará con esas mismas circunstancias de las que quiere huir.
Su mente es atrapada por un parásito que anulará su voluntad y se servirá de él para cumplir su propio ciclo vital. Será obligado a levantar su brazo contra un pueblo que. lo mismo que el suyo, es explotado por la inteligencia inmóvil que subsiste tan sólo gracias a sus obligados subditos. El parásito es más fuerte, el hombre no puede liberarse de él, es impotente para hacer su propia voluntad. Otro tanto ocurre con el «Gran-Yo», especie de profeta, sacerdote y mesías, que utiliza en beneficio propio a quienes se sienten demasiado pequeños como para abandonarle a su propia suerte.
El camino recorrido por Hom es su propio aprendizaje. La experiencia le ha mostrado que un hombre solo no es nada, que un hombre solo lucha solamente por sí mismo, que pasa hambre, que es esclavo de quien es más fuerte y que al final muere solo. La Ley del Más Fuerte prevalece. Miles de seres pequeños son sacrificados en beneficio de los más grandes.
Superando sus propias limitaciones, Hom comprenderá al fin. Sabrá por sí mismo a qué debe dedicar su esfuerzo, cuál es su propia medida como hombre, y como tal, libre ya gracias al conocimiento, actuará. Pero no será su mano la que dé muerte al «Gran-Yo» y al hongo parásito, será su mano unida a otras manos, será el empuje de varias manos lo que dé fin a una situación de esclavitud, sumisión, enajenación, explotación.
Hom vuelve a casa. Ha asimilado cada una de sus experiencias. Vuelve a lo que es suyo, a lo que ha ayudado a construir, a lo que ha dejado atrás por sentirse demasiado pequeño para combatirlo.
En un magistral epílogo Giménez deja abierta la historia. Hay otros parásitos, otros hongos que acechan al hombre dispuesto a caer sobre ellos y sacar provecho de su ventajosa situación. Pero esta vez el hombre ha aprendido, sabe donde radica su propia fuerza y transmitirá su conocimiento a la tribu.
Este es, en resumidas cuentas, muy resumidas el «HOM» de Giménez. Aquí, como en ninguna otra obra suya, Giménez ha volcado a raudales su gran imaginación y su increíble talento para contamos un sinfín de cosas no sólo a nivel de textos sino a nivel de imágenes. «HOM» es una obra tre-mentadamente visual. En cada viñeta, en los escenarios, en cada gesto, incluso en el rotulado de los textos, Giménez va dejando todas las claves que hacen de ésta una obra extremadamente rica en hallazgos visuales. El poder de las imágenes supera el propio texto y obliga al lector a hacer una doble lectura de cada una de las páginas.
El montaje de las viñetas, la composición de las distintas páginas, la distribución del texto, la utilización de primeros planos o el uso adecuado de un flash-back, el corte de cada capítulo, hacen de «HOM» casi una obra irrepetible, única, difícilmente superable. Una joya sorprendente e inesperada en la vida de la historieta española.
Con esto Giménez contrae un compromiso consigo mismo y para con su publico. Superar «HOM» es un reto para su autor, para un autor que está en el mejor momento de su carrera, en plena madurez artística y creativa.