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Los
Profesionales apareció en la revista Rambla, de la editorial
Distrinovel, la revista la dirigían Adolfo Usero y Luis García.
No. Era otro proyecto de una de esas muchas veces que quisimos hacer
nuestra revista. Hubo una serie de dibujantes, que éramos,
creo recordar, Alfonso Font, Beá, Usero, García y yo,
que decidimos hacer una revista y empezamos a trabajar en plan cooperativa.
La idea era hacer cada uno lo que quería hacer, y hacerlo muy
bien, ya que íbamos a trabajar para nosotros. Hubo cosas muy
interesantes. Y yo me hice el primer álbum de Los Profesionales
entero antes de que saliera la revista. Lo que pasa es que luego hubo
muy mal rollo por parte de uno de los componentes del colectivo, con
el que todos más pronto o más tarde hemos acabado mal.
He seguido teniendo mi buena amistad con Beá, con Font, y con
Adolfo pero con otros no.
Aquella
revista, que era algo soñado, ¿crees que podría
haber funcionado si no llega a ser por aquello?
No lo se, lo que yo he aprendido a lo largo de mi vida es que una
revista no son los autores. Es decir, que los autores, por muy brillantes
que sean, no son la revista, la revista es el director. El personaje
más importante de la revista es el director. Cuando ha habido
una revista que ha tenido un director con talento esa revista ha funcionado.
Ejemplos: la revista Mad en Estados Unidos, Pilote en Francia, las
revistas de Bruguera en su época o la revista Chicos, porque
ideologías aparte doña Consuelo era una buena directora.
Porque un buen director es el que sabe escoger a los buenos profesionales,
el que sabe crear una formula coherente y homogénea. Es como
en una película el productor. Lo que en España siempre
han faltado han sido buenos directores. España ha sido un país
de excelentes dibujantes, regulares guionistas y malísimos
directores.
Rambla
terminó de saturar el kiosko. Llegó a haber como diez
cabeceras a la vez.
Cuando sale una revista hay que estar dispuesto a invertir un dinero
durante una cantidad de números hasta que la revista se afiance
en el mercado. Yo recuerdo que el primer número del Capitán
Trueno que compré fue el cincuenta y tantos. No todo el mundo
conoce la revista el día que sale. En fin, hace falta un tiempo
de rodaje y Rambla no lo tuvo. Además una revista no puede
cambiar en cada número, en Rambla según íbamos
yéndonos los autores se iban metiendo otras cosas y al final
se convirtió en una cosa que no entendía ni dios, que
se procuraba hacer con poco dinero, sin pagar a los autores e incluso
cambió el nombre.
Aquello
de Rampa-Rambla.
Ves los últimos números y para el lector medio no tienen
el menor interés.
PASEANDO
POR LAS RAMBLAS
Los
Profesionales es una serie de cuatro álbumes que empezaste
en 1982 y terminaste en 1987. ¿Como te vino la idea de contar
las historias de los dibujantes de agencia de Barcelona?
En esta profesión no hay mucho tiempo para buscar ideas, como
supongo que hacen los directores de cine, "Voy a tirarme ocho
mese leyendo a ver que se me ocurre", en nuestra profesión
terminas de entregar la última página del episodio A
y empiezas por la tarde la primera del episodio B. Lo ideal sería
hacer siempre como hago ahora, escribirte primero el guión
y si tienes tiempo para pensar, escribir cinco o seis y descartar
los que no te gustan, o rehacerlos. Yo que soy un dibujante que suele
nutrirse de elementos de su propia biografía, tenía
un filón en las agencias de Barcelona, que ofrecían
además un ramillete de personajes y de historias de lo más
variopinto. Al principio no tenía idea de que fuera a hacer
tantas historietas.
¿Y
qué pensaron los otros dibujantes cuando les contaste que querías
hacer una historieta sobre ellos? ¿Se pusieron nerviosos?
Que va, que va. En un momento determinado reuní a unos cuantos
dibujantes, que, si mal no recuerdo eran Pepe González, Víctor
Ramos, Adolfo, Luis García, Fernando Fernández...y alrededor
de unas almendras y unos cubatas cada uno me contó sus historias.
Los dibujantes son gente muy buena, el mundo está podrido,
pero de los mejores mundos posibles es el de los dibujantes, cuando
tu me decías si había rivalidad entre nosotros, pues
no, al contrario, a Pepe según iba dibujando las páginas
se las iban quitando para calcarlas y Pepe decía "¿Donde
está mi página?", "La tiene fulano" y
al final decía " Joder, todas la páginas van a
ser iguales, se van a creer que yo copio de vosotros" y le contestábamos
"No Pepe, no, se creerán que copiamos todos de Longaron"(risas).
En
una historieta del primer álbum cuentas una broma que le hicieron
a un dibujante que calcaba las páginas en el cristal de la
ventana y van un día y le quitan el cristal para que al apoyarse
en la ventana esté a punto de caerse y se de un susto de muerte.
¡Estaba en un quinto piso! ¿También era una anécdota
real?
Si, todas las cosas que cuento en Los Profesionales son anécdotas
reales, lo que no es real a lo mejor es el personaje al que le ocurrió.
Ningún personaje corresponde exactamente a alguien real y el
como ocurrieron también esta novelado.
Cada
álbum tiene un enfoque distinto, en el primero y en el segundo
cuentas anécdotas muy gamberras de los dibujantes, en el segundo,
que se llama Gente Tierna, te centras más en las historias
personales de cada uno, tienes la historia aquella por ejemplo de
cuando Toutain le quiere buscar novia a Pepe González...
Te recuerdo que yo no he sacado nunca en mis historias ni a Toutain
ni a Pepe González (risas).
Bueno,
Filstrup y Jordi(risas). Y en el cuarto álbum, Rambla Arriba,
Rambla Abajo, cuentas una historia larga a base de decenas de pequeñas
historias y, aunque hay elementos de drama y humor en todas las historias,
la balanza se inclina ya más a favor del drama.
Yo empece como siempre, diciendo, bueno, vamos a hacer otra historieta
con un poco de esto y otro poco de esto a ver qué pasa, y una
vez que la cosa va bien dices, ¿que he hecho hasta ahora ?,
pues he contado esto y aquell, las gamberradas, las risas
Pues
no se te olvide que hay que contar también los problemas sentimentales
de los dibujantes. En la medida que haces unas historias aisladas
no pasa nada, pero en el momento en que estas historias van creando
un mundo lo que tienes que hacer es que no falten los ingredientes
básicos que se supone había en ese mundo. Un día
añades la cosa política con una manifestación...
La
historia del chaval que tiene una cita.
...Si, y la chica que no llega y se ve la manifestación y que
va a haber hostias. Y después de las gamberradas dedico un
álbum a contar no tanto las calaveradas y las bromas y los
dislates y las cosa desquiciadas como los sentimientos de esta gente.
Rambla Arriba, Rambla Abajo es una historia que se me fue de las manos,
iba a hacer la historia de un ligue y me salió en vez de en
ocho páginas en 20 o 30. Y ya estaba tan larga que entonces
ya no me servía para un episodio de Los Profesionales, entonces
dije, voy a incluir alguna cosa más y hago un álbum.
Mezclada con la historia metí pequeñas historias que
vayan contándote como son las ramblas, como es esa ciudad en
la que se desarrolla esta historia que transcurre en una sola noche.
Lo que pasa es que también escribí muchas más
historias cortas de las que necesitaba y al final me salió
un álbum larguísimo, de cerca de 70 páginas.
En
esta historieta combinabas estilos de dibujo muy distintos.
Como era una historia general en la cual se intercalaban historietas
independientes, sobre el niñito que se va de putas y se enamora
de la puta, sobre el viejito que hace una reflexión sobre la
juventud, o el mendigo que está en el suelo y su amigo le dice
"¡Levántate!", cada una se prestaba a ser contada
en un tono gráfico diferente. El lector, cuando se enfrenta
una obra, abre su mente para que le entre la obra y no se fija en
si aquel tiene las piernas más finas o mas gordas. Si os fijáis
en mis dibujos los dientes, que se supone son algo inamovible, son
grandes, pequeños, afilados o no según me interese.
Si la situación era más cómica caricaturizaba
el dibujo mucho más.
Esto no lo inventé yo, ya lo hacía entre otros Blasco
hace muchísimo tiempo en aquella maravillosa historieta de
Cuto en el país de los hombres muertos que empezaba dibujando
la historieta en cómico y terminaba dibujándola totalmente
en serio.
¿Es
real la anécdota de la chica a la que le viene la regla cuando
está a punto de acostarse con el protagonista y lo deja todo
perdido de sangre?
Sabes lo que pasa, que en aquella época en Selecciones hacíamos
muchas historias de romance, pero los protagonistas eran muy limpios,
muy asépticos. Eran historias, por ejemplo, de un jefe de oficina
joven, guapo y bueno, soltero, que se enamora de la secretaria, joven,
rubia, guapa y soltera. Pero hay una chica, mala, morena,(risas) y
soltera, que se mete por medio. Solo era cuestión de ver cual
de las dos chicas se llevaba al príncipe. Yo me acuerdo que
decía "Joder, nunca hay un romance en el que uno de los
dos que se está enamorando esté casado", yo estoy
harto de ver en la vida gente que se enamora estando casados. La menstruación
no existe, ahora tampoco existe el SIDA, nunca existe nada que no
sea el romance suave. Yo quería hacer historias de romance
de personas normales y corrientes. Entonces, una vez a mi me ocurrió
que estando con una mujer le vino la menstruación, pues esto
es una cosa que ocurre, son estas cosas que ocurren en la vidas cotidiana
y no tienes porque obviar. De ahí viene también un poco
lo de las historias de Sexo y Chapuza. Es el otro lado de las historias
de romance que hacíamos para las agencias.
Un
año antes ya habías hecho el álbum Romances de
andar por casa.
Es un poco lo mismo, solo que en otra métrica y con otro acompañamiento.
Son historias de desamor, tienen un tono más triste, más
formal. En vez de predominar la gracia o el chiste lo que predomina
es la parte trágica de este amor chapuza, cuando los amores
son insatisfactorios o no terminan en "colorín colorado,
este cuento se ha acabado", sino que terminan como terminan estas
cosas en la vida, que nunca terminan, que siempre dan paso a otra
cosa.
LA
CRÍTICA DE LA CRÍTICA
En
los años 80 muestras una preocupación especial por la
función de la crítica de tebeos, escribes cartas y artículos
muy polémicos en la sección que tenías en Zona
84, que se llamaba también Los Profesionales, y dibujaste la
historieta Primer amor (un día, un lugar, una cita) en la que
pusiste en boca de un escritor lo que pensabas sobre el tema. ¿Qué
piensas ahora de todo aquello?
En primer lugar debo decir que a mí la crítica siempre
me ha tratado muy bien, yo siempre he tenido muy buenas críticas,
excepto quizá una persona que de pronto, un día, después
de haber hecho buenas críticas de mi trabajo, empezó
a criticarme ferozmente, incluso en lo personal. porque una cosa es
decir "No me gusta el trabajo de este señor porque me
parece que el guión no está bien construido o lo que
sea" y otra cosa es decir "Fulano es un tío que folla
poco", bueno, en primer lugar dudo mucho que tu sepas lo que
follo o no, y en segundo lugar, aunque yo follase poco eso no haría
mi trabajo mejor o peor. Entonces te das cuenta de que en el hecho
hay algo personal, y de pronto ese algo personal se le pasa, alguien
que antes le había dicho "Giménez ha dicho de ti
tal cosa mala" , en otro momento le dice "Giménez
ha dicho de ti que eres muy bueno". Y entonces, sin que tu sepas
ni porque ni porque no, estas perdonado. De todas formas en términos
generales y a pesar de que yo no debería hablar mal de la crítica,
porque ya digo, siempre me han hecho críticas muy buenas, en
cambio la figura del crítico me indigna, no la del estudioso,
no la del analista, sino la del criticón, y no solo en el mundo
de los tebeos, que quizá es donde menos me indigna, sino en
el mundo del cine por ejemplo. El crítico es un hombre que
puede hacer crítica en la impunidad, con la completa seguridad
de que el criticado no puede criticarle a él. No hay ninguna
sección en ningún periódico que sea "crítica
de la crítica" y en la que alguien diga "Tal crítico
es bueno, tal crítico es malo, tal crítico es un hombre
muy serio y muy sensato", no, el crítico nunca es criticado.
Por otro lado se por experiencia que el crítico es el ser que
menos acepta las críticas. Precisamente porque no está
acostumbrado enseguida monta en cólera. Cuando alguna vez oyes
que alguien llama a un programa de radio diciéndole al crítico
de turno "que en eso que has dicho de tal asunto estás
equivocado o no tienes razón", pues el crítico
le pone a parir por la radio, con toda impunidad, cuando al otro ya
le han colgado el teléfono. Yo he sido, soy, un crítico
en mi trabajo, soy un hombre que opina. A lo mejor, parte de lo que
estoy diciendo se me debería aplicar a mi; la diferencia es
que sobre mi trabajo otros también pueden opinar. Esa es la
diferencia: yo puedo ser criticado. El Papus ha sido una revista en
al que hacíamos crítica, nos metíamos con gente
y nos reíamos de ciertas cosas, pues de pronto cuando yo me
metí con los directores de El Papus me pusieron un juicio.
¡Coño! ¡Con la cantidad de veces que has aplaudido
que me metiera con gente porque te daba dinero! El único juicio
que yo he tenido me lo pusieron los directores de la revista que más
criticaba a los demás. En España en el mundo del comic,
y en el mundo del cine ya no te digo, por ejemplo, hay un crítico
en El País que cada vez que lo leo me subleva, que dices "Este
tío no va a hacer una crítica, este tío va a
hacer un chiste a costa de la película de turno o de personas
mucho mas inteligentes que él a las que despacha con dos comentarios
graciosos, con dos insultos, poniéndole en ridículo".
Hombre, no, un poco más de respeto para el trabajo de la gente.
Puedes decir que un trabajo es malo pero di porque y dilo respetuosamente.
Una crítica debería ser un análisis que ayude
al espectador o al lector a entender mejor la obra. Y una crítica
hecha con humildad. Los críticos suelen ser además (no
siempre, no todos, dignas excepciones habrá) gente muy gris,
coleccionistas de datos, muy aficionados a sus propias manías.
Recuerdo que una vez me presentaron a un tipo que me dijeron "Este
es el que más sabe de teatro en España", y era
un auténtico cretino, lo que posiblemente tenía eran
muchos papeles con muchas fechas. La inteligencia es una cosa y el
coleccionismo de datos otra. Y el coleccionismo de datos en un momento
dado es muy importante, es beneficioso que alguien se haya molestado
en ordenar los datos, organizándolos y dejándolos listos
para ser usados, pero la inteligencia y el paladar es otra cosa y
no tiene nada que ver. Y un crítico jamás debe intentar
humillar al criticado
O
sea, sólo debe valorar su obra, positiva o negativamente, pero
sin entrar en lo personal.
Eso de cachondearte de el autor, de insultarle, pero hombre ¿quien
te has creído tu que eres? Estaría bien que hubiera
secciones para criticar a los críticos y que no pasaran cosas
como que a un crítico no le guste un determinado género
y todo lo que pertenezca a él es una birria. Usted lo que le
pasa es que esta preso de sus manías y sus propias aficiones,
y un aficionado, un "fan", es lo más lejano que puede
haber a un crítico.
Pero
no piensas que es algo injusto que hables de todos los críticos
como de una figura nefasta.
Naturalmente no todos los críticos son así, ya lo dije
antes, cuando mencioné a aquel crítico que habló
de mi trabajo y me ayudó a poner orden en mi obra. Lo que pasa
es que muchas veces el crítico trabaja con unos espacios muy
cortitos y tiene que decir lo que piensa de una película en
dos renglones, y le es más fácil hacer un chiste que
otra cosa, o critica películas que no ha visto a partir de
una referencia de un libro donde están todas. Una buena crítica,
una crítica racional, no ofensiva, aunque en vez de críticas
a lo mejor habría que llamarlas análisis, como los que
publicaba la revista Bang!, que era una revista de estudios, pues
este tipo de texto sirve de guía y de ayuda al lector y además
para un autor atento es un buen consejero. Aprendes cosas de tu trabajo
que no sabias. Yo esto lo contaba en los cursos de El Escorial de
los que hablabais en el U, que muchas veces la revistas críticas
de la época me han ayudado a reflexionar sobre mi obra. Pero
el crítico debe saber que su opinión sólo vale
tanto como la de los demás. Por muy listo que se crea debe
dar siempre su opinión pensando que es su opinión, ningún
crítico está en posesión de la verdad, nadie
puede decir "Esto es bueno y esto es malo", hombre... En
la crítica que hacemos está incluida toda nuestra concepción
del mundo, lo que nos gusta y lo que nos disgusta, entonces, cuando
lo criticado se acerca a nuestro presupuesto nos parece bien y cuando
se aleja nos parece mal, pero como los presupuestos tuyos y los míos
son diferentes hemos de suponer que tu crítica y la mía
son diferentes no por la calidad intrínseca de nuestra propia
palabra sino por como somos uno y otro.
¿Crees
que realmente la crítica afectaba las ventas de determinados
tebeos?
Creo que no, ni en aquella época ni ahora. El grupo de lectores
que lee vuestra revista en relación a todos los lectores que
hay es pequeño, aunque ahora como las tiradas son tan cortitas
igual se vende igual y el comprador es el mismo. Pero yo no creo que
nada influya en nada de forma total, yo he recibido de niño
una ideología fascista y me se las consignas de Jose Antonio
y me se la vida de los santos y ya veis. La gente funciona mas por
oleadas, por modas, cuando se murió Franco se acabo el franquismo,
cuando vinieron los socialistas todo el mundo era socialista, se funciona
por pulsaciones mucho más propias de las vísceras y
del estómago que del cerebro.
Ahora
ya no está feo ser de derechas.
E incluso sale mucha más gente facha de la que creíamos,
que dice "¿Y por qué no podemos decir que somos
fachas?". Sobre la crítica, dudo mucho que si no te gusta
El Capitán Trueno lo compres porque te han dicho que está
muy bien o que dejes de comprarlo porque te digan que está
mal. Lo que puede ser es que, como te han hablado de una cosa que
no conoces, compres el primero a ver si te gusta.
BANDOLERO
Y
dibujas Bandolero, que es tu último tebeo de aventuras, por
así llamarlo, con un dibujo más realista. En Bandolero
cuentas "La historia verdadera de Juan Caballero, bandolero andaluz
del XIX".
Fue uno de los pocos bandoleros ilustrados, entendiendo como ilustrado
no una gran educación pero si saber leer y escribir. Este hombre
tuvo una vida larga, no murió violentamente y fue un bandolero
muy importante en su época, incluso tuvo intervenciones que
yo no he contado que le hacen estar en la historia de los bandoleros
como algo más que un bandolero. Terminó su vida como
cazador de bandoleros. El escribió su vida y es apasionante,
es la historia de un bandolero contada con toda la sinceridad y la
ingenuidad de un hombre que no valora los hechos, igual te cuenta
una merienda en el campo que cuando mató a catorce, es una
cosa más "que él hizo". Es una pena que tantos
directores de cine españoles estén tan ciegos, se podían
hacer excelentes películas sobre estos temas. Cuando pienso
que los norteamericanos con cuatro personajes de segunda división,
como son Billy el niño o Wild Bill Hitchcock, han creado una
mitología descomunal, y pienso que nosotros, que tenemos una
lista de personajes geniales... Mira, contado por Juan Caballero,
que, como lo contaba él, quiere decir que lo vio, no estaba
contado por un historiador, cuenta que cuando la mujer de José
María el Tempranillo dio a luz, los Migueletes, la policía
de la época, una especie de Guardia Civil, tenían cercada
su casa porque sabían que más tarde o mas temprano iría
a ver a su hijo. Y efectivamente, cuando llegó le dijeron "Te
tenemos cercado, ríndete, porque no puedes salir de aquí",
y entonces cuenta Juan Caballero que José María el Tempranillo
salió de la casa cuando empezaron a disparar, montado a caballo,
al galope, con el niño recién nacido metido en la faja,
su mujer herida o muerta, cruzada en el caballo, las riendas en la
boca y un trabuco en cada mano, pasando por encima de los Migueletes
disparando un solo tiro a cada lado porque el trabuco nada más
que disparaba un solo tiro. Y se escapó. Imagínate el
cartel de la película. Parece que ahora el cine se ha movido
un poco, pero contamos otra vez la historia de poner los cuernos al
vecino, que derroche, que desperdicio, con la cantidad de cosas que
hay que contar. El cine español, mucho más que los tebeos
españoles, que con su falta de calidad o no, han intentado
cuatro cosas, pues el cine español no ha intentado nada, panda
de vagos, "Vamos a escribir algo que sea fácil de rodar,
que nos lo sepamos, y que además no tengas que agacharte mucho".
¿Te
absorbió mucho la parte de documentación de Bandolero?
La parte de documentación me absorbió mucho pero encontré
muy poca, no soy muy bueno buscando documentación y seguro
que había mucha. Me fui a una sierra de bandoleros, cerca de
Aguilar de la Frontera, a hacer fotos y busqué la suficiente
información como para poder dibujar a aquellos bandoleros tal
como eran. Esta historia una vez terminada no me gustó mucho,
no porque el tema no fuera apasionante, sino porque creo que no la
conté del todo bien, creo que no había una narrativa
rica. Fue una época un poco agarrotada, trataba de hacer un
dibujo realista en una época en la que mi temperamento me pedía
dibujar de una forma mucho menos realista, como he seguido haciendo,
y sufrí mucho dibujándola. Lo bonito y realmente lo
interesante es cuando dibujas de la misma forma que escribes, con
naturalidad, sino tienes que corregir y borrar mucho. El dibujo de
Bandolero está muy trabajado, porque lo quería hacer
muy bien, pero le falta frescura. Cuando decidí dibujar Juan
Caballero me lo imaginé más bonito y cuando lo terminé
dije "Ay, no me ha quedado como yo quería", lo cual
no quiere decir que el que lo lea no diga, "Está bien"
y le pueda gustar. Además, igual que Paracuellos en una viñeta
pequeñita te cabe todo, para Bandolero para dibujar siete hombres
a caballo, para cualquier cosa, necesitas viñetas muy grandes.
Me ha quedado el gusanillo de volver a tocar el tema de los bandoleros,
pero con humor.
Sin
embargo, el final es de las mejores cosas que has hecho, es muy amargo,
atípico en un álbum de aventuras: Caballero asesina
a dos inocentes por error y cuando se da cuenta se aleja entre los
árboles apesadumbrado, intentando autojustificarse.
No quería que quedara la historia del hombre épico,
el bandido no es un hombre cojonudo, no, el bandido vivía así
obligado por las razones que fuera, y que luego hacía cosas
bien y muchas cosas mal, como hace todo el que está en la marginación,
dedicarse a robar y a matar no es nada maravilloso, eres un ladrón
y un asesino.
Pasó
una década entre Koolau y Bandolero en la que apenas dibujaste
nada realista.
Si, y cada vez me cuesta mucho más. Cada vez tiendo más
a dibujar más caricaturizado, más informalmente.
LA
IMPLOSIÓN DE LOS 90
Sabor
a menta fue una tira que hiciste para el periódico EL Observador.
Era un guión que tenía escrito para páginas,
y tuve que adaptarlo para tiras. Y luego curiosamente lo monté
en páginas para la edición que sacó en álbum
De la Torre y quizá quedaban demasiadas viñetas por
página. Me manejo muy bien en el formato de ese tipo de historias,
como las de Romances de andar por casa, historias serias, formales,
de amor y desamor, de una duración entre 15 y 20 páginas,
me gusta mucho escribirlas. Con Sabor a menta, Primer amor, Un día,
un lugar una cita y Restos de un naufragio me he sentido muy satisfecho
de los guiones que he escrito. Me gusta como está escrito Sabor
a menta, pero eso si, me aburrí mucho dibujándolo, sobre
todo porque era en tira y la tira tiene la cosa de que tienes que
hacerte una tira cada día. Y una tira cada día no te
deja respirar. Yo una cosa que admiro cada vez más en la medida
que me hago mayor, es a los dibujantes que ha habido antes que yo,
a los dibujantes que se hacían un cuaderno de diez o once páginas
todas las semanas, ¡yo, que me hago seis páginas al mes!,
y admiro mucho al dibujante americano de la tira diaria, como Frank
Robbins, que además hacía los domingos una página,
siempre con la misma calidad, sin interrupciones, te duela la barriga
o no te duela. Y cuando conoces a esta gente, como me ocurrió
a mi cuando tuve la gran dicha de conocer a Dan Barry, que es un hombre
que ha viajado, que ha vivido la bohemia en París y luego le
preguntas por Flash Gordon y te dice "No, el Flash Gordon lo
seguía haciendo allí", ¡Que capacidad tenía!.
¿No
has pensado retomar los Romances de andar por casa?
Tengo más sinopsis hechas de este estilo, lo que pasa es que
este tipo de medida es muy difícil de publicar, porque una
cosa de 16 páginas es demasiado larga para publicarla de una
vez y demasiado corta para publicarla en álbum.
Sabor
a menta es también muy amarga, se nota un sentimiento de madurez,
no es una obra de alguien con 20 o 30 años.
Lo que también ocurre con el dibujante de tebeos, es que parece
como si siempre fuéramos gente que nos dirigimos a un público
juvenil. Yo hace muchísimo tiempo que no me he dirigido ni
por asomo, ni he pensado siquiera, en un público juvenil. Es
más, ni tampoco en un público mayor, yo cuento las historias
para gente de la madurez intelectual similar a la mía, para
todo aquel que las pueda entender. Me he encontrado con que las han
leído gente muy joven y las han entendido perfectamente bien
y a gente de mi edad no le han gustado o viceversa. Me niego a que
los tebeos solo sean para niños. Cuento lo que quiero contar,
si lo lee un niño entenderá una parte y la otra parte
la entenderá más adelante. Mis historias le gustan mucho
a un tipo de gente y a otra le joden mucho. Eso si, procuro hacerme
entender muy bien sin rebajar mi nivel, no ser hermético.
Cuesta
creer que haya en España un número de lectores suficiente
para tebeos como Sabor a menta.
Yo pienso que si mucha gente que no las conoce supiera que existen
les gustarían.
Sería
casi más un lector que no lee habitualmente historietas.
Claro, lo que pasa es que el lector que no lee historietas tiene razones
para no leerlas. Porque la verdad es que nosotros, los que si las
leemos, a veces tenemos que echarles muchos huevos para leerlas, eh
(risas), para llegar hasta la página 50 de muchas cosas sin
haberlas tirado a la basura. Hay mucho bodrio, ni más ni menos
que los que hay en el cine o la literatura, lo malo está en
todas partes, en los tebeos también. Lo que pasa es que como
los tebeos es lo nuestro nos duele, nos duele que haya tantos tebeos
malos.
Hiciste
otra tira para El Observador, La Ley, una nueva adaptación
de Jack London, y terminó abruptamente por problemas con el
editor. ¿Qué ocurrió?
Es una pena, pero era una historia pensada para haberse desarrollado
más lentamente y lo que peor se contó era lo más
interesante, que era el final. La historia si la recordáis
era una gente que se ve obligada a, en un mundo en el que solo viven
tres personas, a juzgar y ejecutar a un compañero y se montan
toda una ley imitando las leyes reales. "Puesto que nosotros
somos dos y somos todos los que hay pues somos el pueblo, puesto que
tu has matado eres un asesino, tu eres el juez y traemos a unos indios
para que hagan de testigos". Se va montando un juicio y al final
condenan a muerte al asesino y le ejecutan. Yo en lo que quería
haber hecho hincapié era precisamente en toda esta parte, una
vez que le has juzgado ejecutar a un hombre es muy difícil.
Y además London lo cuenta muy bien. Los que te están
matando son tus amigos. Era una cosa para haberlo trabajado bien y
hacer preguntas como ¿quienes somos nosotros para matar o no
matar? Esas preguntas no quedaron casi hechas porque me dijeron de
pronto que terminara la historia en cinco tiras. Queda una historia
muy descompensado, con una introducción muy larga y una recta
final muy rápida. Al editor del periódico mi historia
le importaba un huevo. Pero bueno, obra pasada, obra terminada.
En
1991 hiciste tu última historieta de encargo, Una infancia
eterna, con guión de Christian Godard. ¿Por qué
aceptaste un encargo después de estar tanto tiempo escribiendo
tus propios guiones?
Un día me escribió Godard para contarme que había
montado una editorial con Julio Ribera, el dibujante de su serie El
vagabundo de los limbos, y me ofreció hacer una historieta
con un guión suyo. Godard es un grandísimo guionista
al que yo he admirado y respetado desde hace mucho tiempo. Si un autor
como Godard, que es un peso pesado, te pide que ilustres un guión
suyo, no puedes resistir la tentación. Para mi era un orgullo.
El personaje era uno de los protagonistas de El vagabundo de los limbos
pero de pequeño. El guión era muy bonito, con muchas
ideas, que pena que la empresa se fuera a pique y no pudiéramos
hacer ningún episodio más. Me lo pasé muy bien
haciéndolo. Tenía mucho humor, inteligente y lleno de
ideas.
En
este álbum utilizaste una línea quizá algo más
delicada.
Si, si el dibujo de historietas es una caligrafía, está
al servicio de la historia que estas contando. A lo largo de mi vida,
con la calidad que he podido, he intentado buscar la caligrafía
adecuada para cada historia.
Llevas
ya seis álbumes de Sexo y Chapuza y es la primera vez que dedicas
tantos álbumes a un solo concepto. ¿Qué hay en
estas Historias de sexo y chapuza para que te atraiga tanto?
Tengo ya seis álbumes. En lo que no tengo ningún interés
es en la pornografía. Cuando he hecho Historias de sexo y chapuza,
que incluso recuerdo una crítica que decía "Pero
está haciendo pornografía". No es cierto, yo lo
que he hecho ha sido historietas de sexo y chapuza poniendo en primer
plano toda la chapuza que hay alrededor del sexo, no porque tenga
ninguna animosidad contra los que hacen pornografía, que cada
uno haga lo que quiera, pero a mi no me interesa. Pero si he tenido
interés en burlarme de todos los mitos del sexo. En la vida
hay menos amor de lo que creemos, sin que esto quiera decir que a
veces el amor es mucho y muy fuerte y muy bonito, pero en la vida
cotidiana lo que hay es mucho sexo, y el sexo a veces no es mucho
tampoco comparado con lo que hay de chapuza. A la hora de contar historias
de hombres y mujeres, si tu eres sincero reconocerás que hay
más chapuza que sexo y más sexo que amor.
Los
últimos años de tu carrera profesional los has dedicado
casi por entero a estas historias, que se publican en Francia en la
revista Fluide Glacial, que también los edita en álbum.
Desde hace muchos años es casi todo lo que hago, también
salen a veces en el Totem italiano. También se editaron en
Francia en un formato de bolsillo, de albumcito, en una colección
de la que se tiran muchos ejemplares. Se editan remontados y son muy
populares.
Supongo
que al principio no tenías intención de hacer tantas
historias.
Mi gusto personal hubiera sido hacer un álbum, o quizá
hacer dos, pero desde luego no tenía ninguna gana ni proyecto
de hacer seis. El álbum número seis lo he hecho por
la incapacidad de publicar en ninguna revista que no fuera Fluide
Glacial y por las tremendas dudas que me producía pensar que
me dirían los de Fluide si de pronto decía que dejaba
de hacer estas historias y empezaba con otras. Cosa que al final he
terminado haciendo con Paracuellos 3. A cambio creo que al final de
la serie encontré una fórmula, hacer dos personajes
que protagonizaban todas las historias.
Algunas
de las historias están inspiradas en cosas de Enrique Ventura.
Enrique me contó muchas cosa de cuando él era joven,
y había cosa tan bien contadas, tan divertidas que pensé,
venga, hago unos personajes, Miguel y Edu. También puse un
personaje que se llamaba Pablo, que no corresponde en edad ni en cronología
con el Pablo de Los Profesionales.
Las
historias de la Costa Brava.
Sí, y puse también a Enrique y a Miguel Ángel,
que son mis amigos. Pero no es su biografía, no son cosas que
les hayan pasado. Utilizo también historias de otro amigo mío
dibujante, Miguel, que su vida es de una fuerza literaria tremenda,
en cinco minutos de su vida tendrías más experiencias
que en toda la tuya. Y con estos personajes me sentía más
a gusto, hasta el punto de que dije, se pueden hacer dos álbumes,
uno con las historias de Edu y otro con las de Miguel. Son las últimas
que he hecho.
El
tono de comedia de estos álbumes recuerda un poco a lo que
se
llamó comedia mediterránea de toda la vida, de personajes
muy gesticulantes y astracanadas.
Soy un producto, como todos nosotros, de esta cultura, de todo lo
que he vivido, y por lo tanto, lo que yo doy es un poco parecido a
lo que yo recibo.
La
situación editorial es cada vez más reducida. Y estos
días hemos visto que tienes varios proyectos a medias, dibujados
mientras estabas con las Historias de sexo y chapuza porque no tenías
donde publicarlos.
A Fluide Glacial no puedes mandar una historieta de bandoleros españoles.
Paracuellos si es un material susceptible de ser publicado en Fluide
Glacial. Tenía muchas ganas de cambiar. Nunca he sido un dibujante
de series, Chester Gould empezó a dibujar Dick Tracy a los
catorce años y siguió dibujándolo hasta que se
murió. Yo no puedo, hay tantas cosas en el mundo, cada vez
que veo algo nuevo me sugiere cosas. Además, había contado
todo lo que tenía que contar y tenía a todos los amigos
mortificados, "Oye, cuéntame una historia". Así
que un día me puse a dibujar Paracuellos y cuando ya tuve dos
o tres historias se las mandé a los de Fluide. Yo creo en una
política de hechos consumados. No puedo decir ¿os parece
bien que haga esto?, soy demasiado soberbio. Les mandé una
carta explicándoles lo que pensaba y les pareció estupendo.
Tienes
muy buena relación con Fluide.
Si, es muy buena y muy antigua. Cuando Gotlib era director confió
mucho en mi trabajo.
En
el nuevo Paracuellos has adaptado tu estilo de los últimos
años a estos niños.
No es que me haya propuesto hacerlos más modernos, yo escribo
como escribo y ahora mi dibujo es así. Cuando veo El Miserere
digo, "Ahora no puedo hacer eso", a pincel y con esas sombras.
Y además es que no quiero, es como un plato que ya has comido
mucho y luego quieres comer otra cosa.
HISTORIETISTA
Ahora que empiezas Paracuellos 3 se puede decir que has contado
una parte muy importante de tu vida en forma de historietas.
Tengo mucho material de Paracuellos. Yo mi vida normalmente no la
cuento, o cuento muy poco, lo que cuento son cosas que yo he conocido,
que yo he visto o partiendo de experiencias personales. Eso no quiere
decir que lo que yo cuente me haya ocurrido a mi. Partiendo de situaciones
que conozco me es fácil imaginar y comprender como son los
personajes, como actúan, como visten. Pienso: este personaje
va a ser como mi amigo tal, y ya se que a la hora de hablar tiene
estás muletillas, se comporta así...poniendo a una persona
real detrás del personaje ficticio lo que haces es que el personaje
ficticio quede creíble.
¿Crees
que ya has contado todo lo que querías?
La vida de una persona como yo, que tiene ya cincuenta y siete años,
es muy larga. Y a poco que hayas vivido con los ojos un poco abiertos
has visto muchas cosas, y a poco que hayas reflexionado has reflexionado
mucho tiempo. No has contado toda tu vida, no has contado ni una mínima
parte de tu vida, lo que has contado son cosas de un colegio, que
son infinitas. Solo con la serie del colegio podría estar contando
historias eternamente y, de hecho, he vuelto a retomar Paracuellos,
porque en el espacio que va entre las últimas historias que
hice, en el segundo álbum, hasta el momento actual, me he encontrado
con amigos, con viejos compañeros del colegio, con gente que
me ha contado cosas, con la que he grabado muchas cintas. Entonces
te das cuenta de que tienes cientos de anécdotas que están
sin contar. Porque cada chavalito de aquellos era un mundo, unas aficiones...A
veces mi hermano o cualquier otro amigo me cuenta cosas del barrio,
historias que podría dibujar. Hay muchas cosas de mi vida que
inevitablemente no las contaré.
Nosotros
pertenecemos a una generación que creció leyendo las
revistas en las que publicabas: Totem, Comix Internacional...
pero ahora, como llevas varios años publicando casi exclusivamente
en revistas europeas, hay toda un generación de lectores que
no conocen tu obra.
Si, de hecho cerca de mi casa hay un chico que quiere ser dibujante,
y, como su padre sabe que dibujo tebeos me dijo un día: oye,
te voy a enviar a mi hijo para que te enseñe los dibujos y
le das algún consejo, a ver que te parece. Y el chaval vino
y me enseñó sus dibujos, que estaban muy influidos por
el manga y los superhéroes americanos. Y a la hora de hablar
con él le digo ¿Tu conoces a Víctor de la Fuente?
"No" ¿Tu has leído algo mío? "¿De
quien? ¿usted dibuja también?" ¿Y de Bea?
¿Y de etc, etc? Cité a todos los españoles, luego
a todos los franceses, luego a todos los americanos, a todos los clásicos.
A lo mejor si le hubiera preguntado por John Buscema si hubiera sabido
quien era.
Bueno,
a lo mejor Buscema ya le pillaba un poco lejos.
Le preguntaba "¿Tu sabes quien era Rip Kirby, un detective
con gafas?" No había oído ni hablar siquiera de
ello. Solo conocía los mangas y los superhéroes americanos.
Lo cual era comprensible. Este chaval tenía 20 años
y como mucho llevaba leyendo tebeos ocho o diez, y quizá en
ese tiempo no se había publicado nada de eso y si se había
publicado era tan minoritariamente que no se había enterado.
No estaba rodeado de amigos o de gente que le pudiera hablar de otras
cosas aparte de las que encontraba en el kiosco. En cuanto dejas de
estar en el mercado cuatro o cinco años desapareces.
¿No
te gustaría que tus obras se reeditaran?
No solo que se reeditaran, sino simplemente que se editaran. En este
momento no hay en España ninguna revista donde publicar. Pero
las últimas revistas que se editaron no han tenido ningún
interés en publicar cosas mías, iban por otros lados.
Antes comparábamos a la historieta con el cine y decíamos
que era el cine de los pobres, pero ahora habría que compararla
con el teatro, que también se está muriendo.
¿No
has pensado alguna vez en intentar escribir un guión de cine
o en dirigir una película con tus historias?
Cada x tiempo aparece alguien que quiere hacer una serie de televisión
o una película de Paracuellos, o Los Profesionales, bien en
dibujos animados o en imagen real. Pero nunca llegan a materializarse
los proyectos. Pero esto ha hecho que tenga un par de guiones escritos
de Paracuellos, que es una de las razones por las que a la gente no
le convence, querrían escribir ellos los guiones. En cierta
ocasión trabajé con una agencia que lo iba a mover y,
cuando vi los guiones, estaban firmados también por otra persona
que, por ejemplo, había cambiado cosas como "Pepito sale
por la puerta" por "Pepito salió por la puerta".
Cosas de este estilo. Así que no seguí. También
hice una escaleta para trece episodios de televisión. Nunca
se ha hecho nada y creo que nunca se hará.
¿Y
lo de dirigir? Enki Bilal, por ejemplo, ha dirigido un par de películas.
Yo no creo que haya ningún dibujante que en un momento determinado
no haya pensado que mínimamente podría dirigir una película,
sobre todo cuando ves películas tan mal dirigidas.
Y
tebeos tan bien hechos.
Si, ves que en el momento en el que el protagonista está triste
la cámara hace así y tenía que haber hecho todo
lo contrario. Sobre todo viendo series de televisión españolas
se me caen las lagrimas de ver la poca compresión que tiene
el director de lo que es el lenguaje de las imágenes. Pero
también es cierto que si me preguntas "¿Te gustaría
dirigir?", te digo que no, a mi no me gustaría hacer cine,
a mi lo que me gustaría es hacer tebeos, que me los publicaran
bien, que la gente los comprase y pudiera ganar el dinero suficiente
para vivir bien y para poder seguir haciéndolos. Yo quiero
hacer tebeos y no tengo mayor interés en hacer nada que sea
otra cosa. Es cierto que cuando tienes que comer terminas haciendo
cosas que a lo mejor no son las que más te gustas del mundo.
A veces hago cosas para publicidad, siempre y cuando no me resulte
ofensivo el tema, por ejemplo he ilustrado "Los derechos de los
niños" o cosas de animales en plan ecológico, son
cosas que hago encantado porque lo pagan bien y es un trabajo digno
y bonito de hacer. Pero lo que más me gusta es hacer historietas
con mis propios guiones, partiendo de mis propias tormentas interiores.
Con mucha frecuencia hecho de menos, sobre todo últimamente
en que el país y el mundo va tan por la derecha, aquellas revistas
en las que he colaborado, como El Papus, en las que poder tener unas
páginas para opinar, para hacer un chiste, un comentario, pero
bueno, no existe, no existe ni eso ni nada. Y luego que el hacer ciertas
cosas cuando sabes que donde se va a publicar es en un país
totalmente ajeno al tuyo, no tiene ningún sentido. Si hago
un chiste político sobre cosas de aquí para Fluide Glacial,
en Francia no lo va a entender nadie.
David Muñoz y Antonio Trashorras
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